domingo, 6 de septiembre de 2015

En bragas y camiseta

Mi estado natural mientras pulule por casa: una camiseta ancha y bragas. Hace un maravilloso día para encestar tus sucias prendas en la lavadora, ducharte, vestirte y salir. Hoy libras, ¿qué te apetece hacer?

No tengo ni la más remota idea. No estoy bien, ni estoy mal. Bueno, esa es la media estadística de mi estado, ya que cada media hora que pasa estoy arriba o abajo de esta inmensa montaña. Es algo que se veía venir, se olía, se intuía. Hoy no trabajo y mi cerebro no podía elegir mejor momento para joderme el día.

Quisiera hacer muchas cosas y a la vez ninguna. Pienso posibles planes pero a la hora de decidirme mi página mental se atasca en "cargando..." y por más que actualice no llego a ver nada en la pantalla. Estoy bastante cabreada conmigo misma puesto que sé que mañana mientras trabaje me estaré arrepintiendo de haber tirado mi poco tiempo libre a la basura. Pero, ¿quién quiere aprovechar ese tiempo libre a sabiendas de que hagas lo que hagas, hoy vas a ser un ente ausente con ganas intermitentes de meterte en la cama y dejar lo que estuvieras haciendo? Entrar bien rápido en tu infalible zona de confort alejada de todo y de todos.

Estoy triste, y puede que antes de acabar esta entrada esté eufórica. Por ahora sé dos cosas: primero; que tengo ganas de llorar, segundo; que yo sepa, no tengo motivos. Pero saber eso no me quita las ganas ni mejora mi estado emocional. Es un "ajo y agua", un "jódete", un "es lo que hay". Y lo más repulsivo, que va acompañado inevitablemente de una voz que me dice a mí misma estigmatizándome "tienes TLP". Una voz que me recuerda que estoy enferma y que quiera o no, habrán más días así. Por lo tanto, además de triste estos días me culpo por sentirme así, me enfado por sentirme así, me frustro por sentirme así y me cago en Dios por no "curarme".

A veces trato de romper mis prejuicios sobre mí misma. Imagínate, si es difícil romper tus prejuicios sobre los demás, cómo debe ser romper los prejuicios contra uno mismo, ya que ni tú misma te crees lo que tratas pensar de manera objetiva. En otras palabras, si yo quiero romper con el prejuicio de que me siento triste por culpa de mi trastorno, y me planteo "sólo es un mal día, tú misma te estás poniendo peor autoconvenciéndote de tu enfermedad" y pese a tratar de mejorar la situación y ser más positiva sigues sintiéndote mal... En ese momento ni queriendo te crees lo que te has dicho para convencerte de que puedes estar bien si quieres. Te resignas y tratas de aceptar que sí, que hay malos días, pero que lo de hoy es una crisis. Cambias radicalmente tu foco de atención para abrir un debate interno sobre el hecho de que tener un trastorno mental no es una anomalía y que no tengo por qué tratar de reprimir los síntomas que están fuera de mi alcance, sino aceptarlos y aceptarme. Que no tengo por qué odiarme por no ser capaz de hacer desaparecer algo que existe y que no puedo controlar; mis altibajos de euforia y depresión. Quizás algún día exista algún tipo de remedio para regular los niveles de serotonina del cerebro sin tener que recurrir a las drogas farmacéuticas, pero por ahora tendré que confiar en el escaso efecto positivo que me proporciona el escitalopram, así como el escaso efecto positivo que me ha proporcionado la fluoxetina o el topiramato. Y por supuesto, aceptar mis recaídas y debilidades para evitar sentirme culpable.

Esta culpabilidad también viene acompañada de un sentimiento de egoísmo. Cuando estoy así me siento muy egoísta porque, si has quedado con amigos o con la pareja, sientes que les estás arrastrando a tu pozo. Si cancelas o haces un plan en tu estado de muerto viviente, te sientes mal por no sobreesforzarte en conseguir que salga tan bien como esperabais. Piensas "le he amargado el día a esta persona". Pero de verdad que, pese a poder estar haciendo lo que más me gusta del mundo, cuando mi cerebro dice no, es no.

En resumen, hoy es uno de esos días en que "no sabes donde poner el huevo" e incluso las personas más comprensivas acaban hasta el moño de ver tu pasividad, tu indecisión y tu cara casi inexpresiva. Enhorabuena, hoy puedes frustrar y aburrir a una piedra incluso intentando no hacerlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario