domingo, 13 de septiembre de 2015

Tres días

No sé si es debido a mi vagancia o debido a lo que muchos (incluyendo personas que me quieren) llaman irresponsabilidad, insensatez... Quizás debido a mi tendencia inconsciente por llevar la contraria: llevo tres días sin tomar mi medicación (mi psicofármaco, mi droga legal... como le queramos llamar). Hace cuatro días que tomé la última pastilla de la cajetilla y "entre unas cosas y otras" no he vuelto a visitar la farmacia. Soy consciente que esta entrada puede traducirse en alguna regañina, mala cara e incluso discusión con mi familia, que debe estarse enterando (si leen el blog) ahora mismo. Comprensión y compasión, por favor.

Me gustaría hacer un pequeño paréntesis para decir que sí, que sé que si hubiera hecho caso a mi familia y amigos quizás hubiera podido evitar gran parte de unos malos tratos de pareja hace años; también un abuso sexual cuando tenía 13 años; que hubiera sido más feliz los domingos por la mañana en lugar de abrazarme al wc y vomitar mis penas al señor roca; hubiera aprovechado más el tiempo; no me confundirían a menudo con una rebelde adolescente y muchas personas confiarían más en mí y en mi capacidad para cuidar de mí misma. Sí, sé de sobras que he cometido a lo largo de mi adolescencia y juventud muchos errores que han destrozado parte de lo que llevo vivido y que podrían haberse evitado sólo con hacer caso a los consejos de las personas que me quieren. Lo sé más de lo que esas personas creen y temo que olvidan que el sentimiento de culpabilidad que eso me genera es difícil de trabajar. Pero aún así, tratando de quererme un poco más, hay algo que me molesta: ¿ya no tengo voz?

¿Ya no puedo fracasar más? ¿No puedo permitirme fallar como las demás personas porque ya he cumplido el cupo de errores? Hace tiempo que siento que mi margen de decisión es muy escueto, que mis decisiones no son válidas si no coinciden con la de esas personas, que cualquier cosa que salga de mi boca será juzgada como una idea sacada de la mente de una niñata. Siento que si mi vida fuera un videojuego se me habrían acabado las vidas y sólo podría permitirme el lujo de jugar siguiendo una guía. Porque cualquier decisión ajena a lo que quienes ya han sufrido por mí anteriormente encuentren inadecuada, vendrá seguida de "te lo dije", "ya ves como te ha ido por no hacer caso", "tu no hagas caso que te irá muy bien en la vida", entre otras frases y malas caras. Haciéndome sentir todavía más insegura en mi toma de decisiones y sesgando mi derecho a elegir y a equivocarme.

En definitiva y después de este largo paréntesis, es la primera vez en aproximadamente tres años que estoy más de dos días sin medicarme (por lo tanto, tomando una decisión que no coincide con la que han tomado por mí mis seres queridos) y, dejando de lado esas contradicciones sentimentales entre lo que quiero hacer y lo que dicen que debo hacer, como era de esperar, ha pasado lo que tenía que pasar: me siento tres veces más "loca" que antes de tomar mi primera pastilla, o eso creo. La verdad es que tengo una sensación de estar fuera de control que me resulta muy incómoda, pero puedo decir que no tengo ganas de suicidarme. La diferencia es que mi circulo social y mis objetivos esta vez son positivos y por ese motivo no "temo" por mi vida. Por lo tanto, esta vez y en contra de la corriente tomo mi entorno y mi esfuerzo como flotador y lo encuentro mucho más eficaz que las pastillas para no naufragar.

No puedo asegurar que todo lo que voy a contar a continuación sea debido a un síndrome de abstinencia, al resurgimiento de síntomas que estaban latentes, debido a que estoy enfermando o cualquier otra cosa, pero a ratos noto que me tiemblan los globos oculares; tengo unas ganas de explotar y gritar que me comen; me siento como si estuviera ebria; me mareo cuando miro a distintos lugares; tengo ganas de vomitar; me cuesta más de lo normal entender lo que me dice la gente; me siento disociada (https://es.wikipedia.org/wiki/Disociaci%C3%B3n_(psicolog%C3%ADa)); me cuesta identificar mis sentimientos y, por último; paso de sentirme emocionalmente eufórica a emocionalmente deprimida en unos intervalos de tiempo mucho más cortos que antes. Es un "estoy como una cabra, pero no sé cómo estoy". En todo momento pienso si alguien debe notar por mi apariencia exterior que mi mente ahora es como un abstracto potro salvaje que va a mil por hora.

Y bien, señores psiquiatras; ¿para qué sirve una medicación supuestamente temporal (la mía en principio era para tomarla durante seis meses y llevo como he dicho antes casi tres años), si una vez cesa su toma te encuentras peor que antes de iniciarla? Yo tengo la suerte de que mis factores sociales actuales han ayudado mucho a estabilizarme (dentro de mis posibilidades), ¿pero y esas personas que no lo han logrado? De verdad, ¿no os habéis parado a pensar que si dejan la medicación pueden llegar al extremo del suicidio? Puedo entender que en ciertos trastornos psicóticos como la esquizofrenia, en la cual aparecen síntomas positivos como las alucinaciones sea muy útil la medicación ya que gracias a ella estos síntomas con los cuales resulta prácticamente imposible realizar una vida normal desaparecen. ¡Ah! Y sin olvidar el alto precio que pagan por ello a nivel personal las personas que la toman, puesto a que los antipsicóticos son unos fármacos verdaderamente jodidos, con gran variedad de efectos secundarios que pueden dejar secuelas incluso una vez retirados.

Finalizando... Quisiera escribir más porque hay mucho que contar pero verdaderamente hoy me está costando estructurar todo lo que quiero decir. Probablemente algo interesante pase en los próximos días (o no). Quizás no pueda soportar mi abstinencia y corra a por más escitalopram igual que una persona con adicción a las drogas corre a por su dosis de metadona en un centro de atención al drogodependiente. Lo único que tengo claro es que no quiero cronificar mi dependencia a un medicamento y que estos tres días me están ayudando a darme cuenta de muchas cosas.

Ahora puede que vaya a recibir "bronca"...

3 comentarios:

  1. Totalmente identificada. Ojalá nos tuvieran más en cuenta en los tratamientos .

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  2. Os agradezco mucho que compartáis vuestras vivencias. Quizá aprenda cosas sobre la enfermedad de mi hijo que ningún médico en 17 años se molestó en aclararme. Gracias y mucha fuerza para salir adelante. Permitirme que os envíe 1000 besos. Carmen . Madre y sufridora.

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  3. Como yonki farmaceutico donde me han recetado 16 antidepresivos varios antipsicoticos,anfetaminas para despertar de los efectos secundarios. Yo cn Tlp se suponia que 6 meses de tratamiento. Mas de 6 veces emos intentado dejar la medicacion y al final a acabado mal. Yo tengo claro una cosa. Ojala jamas huviera ido al psiquiatra( pero es la solucion q sanidad te da) los psicofarmacos y la plasticidad de mi cerebro ya no es la misma y dejar las pastillas aumenta la mierda de desajuste. Esta claro q hay enfermedades mentales graves necesitan medicacion pero un trastorno de personalidad, puede ser duro, tardar en ver resultados, privado y posiblemente una vez estable tengas que ir por muchos años 1 vez cada seis meses, pero sin dura la psicoterapia es la solucion. Mi estabilidad me la dado el trabajo personal duro psicologico y todas las recaidas por cambiar, subir o bajar las pastillas. En la sociedad q vivimos pensamos en la utopia de la pastilla de la fdlicidad. Donde lo q te a llevado a ello es una manera de pensar que deves cambiar. Amas es curioso. Yo tengo derecho con un informe de conducir bajo el efecto de las anfetaminas entre otros y otros acaban en la carcel. Yo aun tengo la esperanza de dejar ser un yonki legal. Pero mucha hipocresia. Y las pastillas desarreglan mas q arreglan

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