domingo, 30 de agosto de 2015

Empezando por los pies: te presto mis zapatos

Es como si tus pensamientos estuvieran escritos en varios folios y éstos se rompieran en varias partes y se mezclaran unas con otras. Es como una carrera mano a mano con el tiempo, te estancas, te bloqueas, te quedas averiado, pero el reloj sigue avanzando y los demás siguen funcionando correctamente. Que te pregunten qué te pasa y sudar cada segundo en que esperan tu respuesta, intentando rehacer el puzzle de papel donde estaban aquellos pensamientos. Sentir ansiedad al no hallar palabras. Decir que no sabes, por complacer con una mínima respuesta, que además es cierta. Fruncir el ceño enfadada contigo misma y mirar a otro lado para no ver como recibe esa contestación la persona que tienes delante. Incluso cuando te preguntan: agua o refresco? Y el tic-tac se te come mientras tomas una decisión tan sencilla y complicada para ti. 

Es como cuando quieres decir algo con mucha fuerza, explotar, pero te falta ese "algo" que decir, el contenido de tu estado por llamarlo así. ¿Una emoción? Puedo saber como me siento ahora, pero soy incapaz de estructurar una frase que defina el por qué. Mi saber está limitado a que soy consciente de que lo que sea, lo estoy viviendo al extremo del abismo. Es una lastima que el 80% de la comunicación sea no verbal y sin embargo, pese a no saber expresarlo, ni el 20 por ciento de las personas puedan acercarse a entender lo que se pasea por mis adentros. Como un ser que cuando quiere duerme y cuando quiere serpentea por mis tripas, sin importarle qué hora sea, ya que allí todo es oscuro y no se diferencia. Me muerde desde dentro para recordarme que ese es su territorio. 

Mi psiquiatra lo llama TLP (Trastorno Límite de la Personalidad o Trastorno Borderline), yo lo llamo puta mierda y algunas de mis amistades lo llaman "todos tenemos malos días". Gracias por otro lado a los que, pese a que hayan mayores catástrofes, validan los garabatos que escribe mi boca. Oye, hoy no puedo levantarme de la cama, tengo pensamientos de suicidio. "Piensa que hay gente que no tiene nada y es feliz". Estoy a cuarenta de fiebre y me encuentro fatal. "Bueno, hay gente en estado terminal". ¿Te das cuenta de que, quizá inconscientemente, con tu contestación me puedes hacer sentir culpable por sentirme así, y eso no mejora las cosas? En ese momento, además de incomprendida, te sientes la persona más egoísta y perversa del mundo, todavía menos merecedora de vivir. El "emocionómetro" está apunto de reventar y ya ni tengo ganas de explicarte aquello que antes no lograba explicarte. 

Todo esto también significa ponerte un punto en la boca, porque (a veces) sabes cual es un pequeño detonante que para ti tiene grandes consecuencias a nivel psicológico. Pongamos un ejemplo... Una o dos personas y yo estando al cargo de un niño que se pone insoportable o presenciar una discusión en la que ni siquiera estás involucrada: eso cambia mi mecanismo mental, hace cambiar mi chip y vuelven a aparecer los pensamientos desordenados y el "emocionómetro" al límite. Todo se torna oscuro y se lleva al extremo. El malestar es inaguantable. Cómo explicas que te has puesto fatal si los presentes en la situación te van a decir que eres una exagerada y una egoísta por ponerte así, cuando todos están pasando por lo mismo y se aguantan. Eso puede empeorarlo. Entonces piensas que puedes hacer dos cosas: hablar y estar mal, o callar y estar mal. Por supuesto la mayoría de las veces escojo la segunda, ya que como mucho te dirán que estas "absorta" en tu mundo y que "nunca quieres hacer nada". ¿Tú tienes ganas de hacer algo cuando estás enfermo? Yo siempre lo estoy, de una manera invisible, y me suba o se me pase la fiebre tengo que seguir mi vida. Lo que para algunos son pequeñas metas o cotidianidades para mi puede resultar un reto. A veces piensas "joder, haría lo que fuera por cambiarte un rato mi cabeza o lo que sea que me haga sentir así, solo para que me entiendas".

1 comentario:

  1. Después de mucho explorar he aparecido por casualidad en tu blog: sólo quiero decirte GRACIAS,de verdad.

    Voy a intentar que emocionómetro no salte por los aires, como si fuera un termómetro de mercurio calentado por un mechero. Tu texto me ha impactado profundamente, pero sobre todo la frase con la que lo cierras, ya que se parece mucho a una que en alguna ocasión le he dicho a mi madre (mi ancla, la única persona en la que confío al 100% y que siento que me entiende) y a mi última novia: "si tan sólo pudieraís pasar una hora dentro de mi cabeza".

    Muchas gracias, Laura, por hacerme sentir que no somos monstruos.

    ResponderEliminar